Bernardo Miranda: el cante que viene
El cantaor de Fernán Núñez (Córdoba) ha llegado a flamencólica con su nuevo trabajo “De cante vengo” nueve cortes llenos de cante, de compás, de flamenco… en negrita y MAYÚSCULA. Un proyecto muy cuidado en música, letra, compás, coros, jaleos, zapateado y arreglos; Bernardo llega aquí con muchas tablas, con afición y conocimiento, serio y templao; así es el flamenco en su Córdoba sultana.
No parece así en el cante que abre el disco, cuplé por bulerías que nos presenta a casi todos los artistas que lo acompañan en este recorrido: letra de Manuel Naranjo, José Alfonso Sánchez y Andrés Molina; adaptación musical y guitarra Manuel de la Luz, en los coros las voces de María Cayuela y Olivia Molina, las palmas de los Mellis, en la percusión Lito Mánez, arreglos Jesús Cayuela y jaleos por cortesía de Fran Elías, A. Sierra, Lucero y Pozuelo. Es como si el disco empezara por el final, te avasallan y te apresuras a disfrutar de este cante dedicado a Juan Varea para continuar por tangos. Ay! Los tangos. Comienza a tientos para revolverse flamenco de compás y canastero. Ya se adivina en la voz que Bernardo Miranda ha madurado, que se conoce y que se saca partido. El toque fresco se lo da el bajo de Manolo Nieto y se incorpora a los coros José Manuel Avilés. Todavía no hay suficiente, quizá lo haya hecho a conciencia para obligarnos a escuchar su trabajo completo. Se le siente largo en los fandangos, me hace pensar que con el paso de los años romperá la voz y ese roce va a valer muchos quilates; con el título “Flores y Carbonero” coge letra popular de recuerdo a D. Pepe Marchena y letra de Emilio Pozo:
“Que trasmina tanta pena,
de quién es ese fandanguillo,
lo cantaba un chavalillo,
que nació en la Macarena,
Le llamaban “El Carbonerillo”
Cuarto tema: cantiñas. Gasta sabiduría en este popurrí, tranquilo y saboreando el cante; sin descuidar los detalles de este camino que a otro se le haría pedregoso. En la entrada la bailaora Yolanda Osuna pone sus pies depurados, limpios y secos para perfilar este corte lleno de buen paladar. Seguiriyas “de los Alcores a la Puente”, me ha costado escucharlas porque me ha sorprendido el tempo y el toque tanto personal como abierto que le da; me esperaba más hermetismo y un cante más rancio, pero resultan fácil de digerir, quizá demasiado para ser seguiriyas. Esto no quita que Bernardo esté en el límite en cada tercio, en cada respiración, en cada remate; porque así se llegan a las cosas grandes, arriesgando. Levante por cartageneras dedicadas al maestro D. Antonio Chacón, instinto y categoría, el cordobés asimila el cante libre expandiendo su voz en semitonos tergiversados.
Respiro por sevillanas, sabor flamenco, juego de agudos y graves y pellizco en el recreo de este cante que tiene letra de Isidro Muñoz y arreglos de Jesús Cayuela. Rozamos el final por bulerías, diría yo que me ha traído a Morente y su Omega en el principio de este corte, sin embargo, da un giro al estilo clásico en el resto que he entendido como una declaración de intenciones.
Ahora sí, cante a palo seco. Tonás modulando la voz y encontrando el eco ancestral, dándole el peso que le falta a este “De cante vengo”.
Estas tonás han sido el error de este trabajo discográfico. Cuando escuchas la voz desnuda y flamenca de Bernardo Miranda rebuscándose de esa manera tan soberbia, me han sobrado todos los adornos que he escuchado anteriormente. Aquí quería llegar, el cante del de Fernán Núñez no necesita acicalarse porque tiene un eco que no requiere disfraz; aunque por otro lado entiendo que quiera despegar poniendo toda carne en el asador y arriesgue en formas y composiciones más infladas que un cante clásico y tradicional. No me asusta ni me disgusta porque he escuchado a Bernardo en directo y sé que aquí tenemos a un cantaor largo que acaba de comenzar y que con su “De cante vengo” ha venido a eso, a quedarse en el flamenco.
fuente: flamencolica.com